Investigaciones realizadas en diferentes partes del mundo demuestran que, en promedio, las empresas familiares generan más del 30 % del producto interno bruto (PIB) y del empleo de los países (Shanker y Astrachan, 1996; Sharma, 2004). Desde la economía, los estudios sobre
procesos, mecanismos y motivaciones que dinamizan este tipo de empresas son muy recientes, pues se consideraba que eran poco duraderas (Miller y Le Breton-Miller, 2005; Miller, Le Breton-Miller, Lester y Cannella, 2007; Villalonga y Amit, 2006). Sin embargo, algunos informes han demostrado su sostenibilidad en el tiempo1, lo que conlleva al desarrollo de investigaciones que documentan otro tipo de valores por crear
asociados y complementarios al económico— como, por ejemplo, el emocional, el social o el empresarial, lo cual pretende ilustrar este estudio. Es importante anotar que al referirnos a empresas familiares consideramos aquellas empresas en las que el liderazgo de una familia se refleja en la cultura y en los valores empresariales, lo cual a su vez corresponde a la cultura y a los valores familiares. En la medida en que los valores
y la cultura son el marco de referencia del comportamiento, tanto de los miembros de la familia como de la empresa, estos hacen parte de la "esencia de la familia". Chua, Chrisman y Sharma (1999) sugieren denir la empresa familiar según su comportamiento, y señalan dos componentes importantes: el involucramiento y la esencia, factores que se constituyen por medio de los valores y la cultura. El involucramiento es lo que facilita la transmisión de valores a los miembros de la empresa y puede ocurrir de múltiples formas que van desde ser empleados de su propia empresa —como lo muestran la mayoría de los casos que se exponen a continuación—, hasta ser sus directivos. Zellweger, Eddleston y Kellermanns (2010) introducen el concepto de identidad con el n de referirse a aquello que permite a los miembros de familia optar por orientar sus esfuerzos hacia el bienestar y la supervivencia de la empresa familiar. Solo en la medida en que los valores y la identidad familiar se forjan como parte de la cultura es posible la continuidad de la empresa familiar.