MAs de 100.000 personas, entre ellas millares de menores de edad, mueren anualmente debido a sobredosis de fentanilo en los Estados Unidos. Esta sustancia, en sus diferentes presentaciones, encabeza la Lista I que la Convención Única de 1961 sabre Estupefacientes catalogo como estupefacientes "sujetos a todas las medidas de fiscalización". Aunque de otra índole, en Colombia los problemas que ha arrastrado esta lista resultan igualmente inquietantes. En ella se encuentran tanto la cocaína como las hojas de coca, y en las otras dos listas hay fármacos para los que estas medidas no son tan drásticas. Luego de seis décadas bajo el signo de la prohibición, el balance de la política de drogas es negativo desde donde se le mire. más adictos y más victimas incautas que han muerto por sobredosis están asociadas positivamente por el engrosamiento de los carteles cuyos miembros asesinan, deforestan, blanquean millones de dolares ilegales en nuestra economía y corrompen por doquier en defensa de sus ganancias ilegales. La sociedad colombiana, por décadas victima indefensa de Ia acción deletérea de estas organizaciones criminales, aún padece y contempla a diario Ia secuela de daños que arrastra el narcotrafico y la lucha que por años ha venido Librando el Estado en su contra, con fútiles resultados pero a unos costos inestimables. En este libro se proponen balances y se sugieren iniciativas de cambio a la política a fin de contener los circuitos perversos de la prohibición, comenzando por proponer un nuevo relato que ya este en boga: coca no es cocaína.