En el siglo veinte, el evangelio de Jesucristo y los ideales utopicos marxistas se enfrentaron. Hoy, estas ideas se funden en un nuevo y confuso sistema de creencias. Esa mezcla orienta a la sociedad hacia una mentalidad mafiosa y deconstruye a la iglesia. Debemos oponernos a este falso evangelio y proteger las verdaderas ensenanzas de Jesucristo.