La Revolucion francesa inauguro un Estado moderno como Estado de Derecho, en el que no solamente los gobernados sino tambien los gobernantes estarian sometidos al ordenamiento juridico de cada nacion. Ese Estado que confrontaba el despotismo de los monarcas aspiro a limitar y a contener los abusos y los excesos de esos gobernantes proclives al absolutismo, apelando para ello a la teoria de los pesos y contrapesos, reconocida a Montesquieu, siendo el poder judicial -cuya legitimacion se sustenta en la ratio iuris- la principal salvaguarda de ese nuevo Estado, garante de los derechos de todos. Pero en la praxis de los primeros regimenes liberales, las cosas no parecieron responder al proclamado principio de igualdad; el propio regimen frances excluyo a las mujeres, a los inmigrantes y a los hombres no propietarios -finalmente a la gran mayoria- consagrando con ello unos nuevos privilegiados. En America, los Estados Unidos cuya revolucion fue anterior a la francesa, tampoco incluyeron a las mujeres y a los negros.