Quien no se pregunta de donde venimos es porque tampoco le interesa saber hacia donde vamos y ni siquiera en que paraje estamos. Este y no otro seria el efecto de una ensenanza de las ciencias penales limitada a los discursos pretendidamente tecnocraticos. Incluso los modelos ofrecidos por la dogmatica juridico-penal sin programas politicos destinados a ser aplicados por un poder del gobierno, como es el judicial. No se trata de nuevos productos como si fuesen series de automotores, sino de programas confeccionados conforme a ideas que responden a cierto marco ideologico con una funcion de poder, sea legitimante o critico.